Enterocele
Enterocele
El enterocele es una hernia que se forma cuando el intestino delgado desciende hacia la cavidad pélvica y empuja contra la pared vaginal posterior, creando una protuberancia. Esta condición puede ocurrir cuando hay una debilidad en el soporte estructural del suelo pélvico, a menudo como resultado de cirugía pélvica, parto o el proceso natural de envejecimiento.
En el Instituto Quirúrgico Digestivo (IQD) Madrid, abordamos el enterocele con un enfoque integral, ofreciendo diagnóstico avanzado y opciones de tratamiento personalizadas para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.

Imagen utilizada con licencia de Bikerhiker75, CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, via Wikimedia Commons.
Causas y factores de riesgo
El desarrollo de un enterocele está asociado con varios factores que contribuyen a la debilidad del soporte pélvico, incluyendo:
- Parto vaginal: Especialmente partos múltiples o complicados, que pueden estirar o desgarrar los tejidos de soporte pélvico.
- Cirugías pélvicas previas: Procedimientos como la histerectomía pueden alterar la anatomía normal de la pelvis y debilitar los soportes estructurales, facilitando la formación de un enterocele.
- Envejecimiento: La disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia puede debilitar los tejidos del suelo pélvico.
- Esfuerzo crónico: Actividades que aumentan la presión intraabdominal, como el levantamiento pesado o el esfuerzo durante la defecación, pueden contribuir al desarrollo de un enterocele.
- Obesidad: El exceso de peso puede ejercer presión adicional sobre los músculos y tejidos del suelo pélvico.
Síntomas
Los síntomas del enterocele pueden ser variados y, en algunos casos, sutiles, lo que a veces dificulta su diagnóstico temprano. Sin embargo, reconocer estos síntomas es crucial para buscar tratamiento adecuado y prevenir complicaciones. Los síntomas más comunes incluyen:
- Sensación de pesadez o presión en la pelvis: Muchas mujeres describen una sensación de presión o plenitud en la pelvis que empeora con el transcurso del día o después de períodos prolongados de estar de pie. Esta sensación puede aliviarse al acostarse.
- Dolor pélvico: El dolor asociado con el enterocele puede variar en intensidad y puede sentirse en la parte baja de la espalda, la pelvis o la vagina. Este dolor puede aumentar después de actividades físicas intensas, estar de pie por largos períodos o durante las relaciones sexuales.
- Dificultades con la defecación: Puede provocar que sea difícil evacuar completamente el intestino. Las personas afectadas pueden experimentar estreñimiento, necesidad de realizar maniobras manuales para defecar, o la sensación de evacuación incompleta.
- Bulto en la vagina: En algunos casos, el enterocele puede ser lo suficientemente grande como para causar un bulto visible o palpable en la vagina, que se hace más evidente al esforzarse, toser o pujar. Este bulto puede retraerse cuando la persona se acuesta.
- Incontinencia urinaria o fecal: Aunque menos común, el enterocele puede afectar la función de los órganos circundantes, incluida la vejiga y el recto, lo que puede llevar a dificultades para controlar la orina o las heces.
- Síntomas sexuales: Puede afectar la función sexual, causando dolor durante el coito o disminución de la sensación, lo que puede afectar la calidad de vida de la persona.
Es importante destacar que la presencia de estos síntomas no confirma por sí sola la existencia de un enterocele, ya que pueden ser indicativos de otras condiciones pélvicas. Por ello, una evaluación médica completa es esencial para un diagnóstico preciso.
Diagnóstico
El diagnóstico del enterocele generalmente comienza con un examen físico detallado, incluido un examen pélvico. Para confirmar el diagnóstico y evaluar la extensión de la condición, se pueden realizar pruebas adicionales como:
- Ecografía pélvica: Para visualizar la estructura de los órganos pélvicos y detectar la presencia de hernias.
- Resonancia magnética (RM) pélvica: Ofrece imágenes detalladas de los tejidos blandos, útil para planificar el tratamiento quirúrgico.
- Defecografía: Un estudio radiográfico que evalúa la función del suelo pélvico y la presencia de enterocele durante la defecación.
Tratamiento en IQD Madrid
El tratamiento para el enterocele puede variar desde manejo conservador hasta cirugía, dependiendo de la severidad de los síntomas y el impacto en la calidad de vida:
- Manejo conservador: Incluye ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico, cambios en la dieta para evitar el estreñimiento y, en algunos casos, el uso de un pesario vaginal.
- Cirugía: Para casos más severos o cuando el manejo conservador no es suficiente, la cirugía puede ser necesaria para reparar el enterocele. Esto puede implicar la reconstrucción del soporte pélvico para prevenir la hernia del intestino hacia la vagina.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía para el tratamiento del enterocele es una opción considerada cuando los síntomas son significativos y afectan la calidad de vida del paciente, o cuando el manejo conservador no ha proporcionado el alivio deseado.
El objetivo de la cirugía es restaurar la anatomía normal de la pelvis y reforzar el soporte de los órganos pélvicos para prevenir futuras hernias. En el Instituto Quirúrgico Digestivo (IQD) Madrid, empleamos las técnicas quirúrgicas más avanzadas, buscando optimizar los resultados para nuestros pacientes mientras minimizamos los riesgos y el tiempo de recuperación.
Técnicas quirúrgicas
A continuación, se detallan los enfoques quirúrgicos más comunes para el tratamiento del enterocele:
- Reparación vaginal: Este es el enfoque más común para la reparación de un enterocele. La cirugía se realiza a través de la vagina y puede incluir la extirpación del tejido herniado y el refuerzo de la pared vaginal con suturas. En algunos casos, se puede utilizar un injerto o malla para proporcionar un soporte adicional y reducir el riesgo de recurrencia.
- Reparación abdominal: En algunos casos, especialmente cuando el enterocele es grande o hay otras condiciones pélvicas que requieren tratamiento, se puede optar por una reparación abdominal. Este enfoque permite al cirujano acceder mejor a la pelvis y a los órganos pélvicos para una reparación más completa. La cirugía puede realizarse mediante una incisión abdominal abierta o utilizando técnicas mínimamente invasivas, como la laparoscopia o la robótica.
- Colpopexia sacra: Este procedimiento implica la fijación del vértice de la vagina al sacro (hueso sacro) utilizando suturas o una malla. La colpopexia sacra se realiza para corregir el enterocele y otros tipos de prolapsos pélvicos, proporcionando un soporte duradero para los órganos pélvicos.
Consideraciones postoperatorias
El período de recuperación después de la cirugía de enterocele varía según el tipo de procedimiento realizado y la salud general del paciente. Los cuidados postoperatorios típicamente incluyen:
- Descanso y recuperación: Se aconseja evitar el levantamiento de objetos pesados y las actividades intensas durante varias semanas para permitir una curación adecuada.
- Manejo del dolor: El manejo del dolor postoperatorio es esencial para una recuperación cómoda. Se pueden prescribir medicamentos para el dolor y recomendaciones para aliviar la incomodidad.
- Ejercicios de fortalecimiento: Después de un período de recuperación, se pueden recomendar ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico para mejorar el soporte pélvico y reducir el riesgo de recurrencia.
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